Un día, al gallo se le ocurrió dar un
paseo por el bosque, donde hacía tiempo que lo acechaba el zorro, que se había ocultado detrás de un arbusto esperando a que pasara su víctima. Pero el gallo, ajeno a la amenaza, vio un
árbol seco, voló hasta él y se instaló a descansar en una de sus ramas.