La raposa lo oyó y dijo:
- ¿Dices que es tuyo, compadre?
-Sí, es mío –replicó el lobo.
- ¿Pondrías a Dios por testigo? –preguntó la raposa.
- ¡Sin titubear! –respondió el lobo.
- ¿Lo jurarías? –insistió la raposa.
- ¡Sí! –respondió el lobo casi gritando.
-Bien, ven conmigo a prestar juramento –ordenó la raposa.
- ¿Dices que es tuyo, compadre?
-Sí, es mío –replicó el lobo.
- ¿Pondrías a Dios por testigo? –preguntó la raposa.
- ¡Sin titubear! –respondió el lobo.
- ¿Lo jurarías? –insistió la raposa.
- ¡Sí! –respondió el lobo casi gritando.
-Bien, ven conmigo a prestar juramento –ordenó la raposa.