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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: . Al amanecer, la fiebre de Ana había desaparecido...

. Al amanecer, la fiebre de Ana había desaparecido y sólo quedaba un montoncito de cenizas del pequeño Árbol en la chimenea. Su destino se había cumplido como el de todo Árbol. Siendo útil a las personas hasta el final. Y más allá del final, porque nos dejó este bonito cuento.