La textura y calidad de los alimentos ofrecidos a los cachorrillos, así como la habilidad en la presentación de los mismos, pueden condicionar el éxito de una pronta adaptación al nuevo régimen de nutrición. Una papilla ligera de cereales en pequeñísimas cantidades será colocada junto a los gatitos, y si éstos no se deciden a probar en lenguetazos exploratorios su nueva comida, podemos incitarlos poniéndoles en la nariz unas gotitas, que lamerán con fruición. Superado el primer paso que impulse a los mininos a buscar el platito con la papilla, podrá sustituirse ésta, un par de veces por día, con carne magra fresca, muy menudamente picada, cruda o someramente pasada por la plancha.