En cualquier caso, el propietario ha de dedicar bastante tiempo a esta actividad en la que generalmente establece lazos de amistad con otras personas que se reúnen en algún parque o descampado próximo a la zona urbana de residencia. Las dos o tres horas diarias de paseo con buen o mal tiempo, de día y de noche, serán ratos inolvidables, de gozo y comunicación con nuestro perro o, por el contrario, auténticos suplicios en los que evitaremos el encuentro con otras personas y canes, estando además pendientes de las pertinaces desobediencias de nuestro mal educado 'pupilo'.