Ejemplares con cualidades físicas y 'psicológicas', aparentemente excepcionales, pueden no llegar a ser nunca ni siquiera medianos defensores, a pesar de ser adiestrados por profesionales expertos y gozar de las mejores oportunidades, mientras que, inversamente, perros bastardos que sólo han recibido las clases impartidas por su amo han llegado a demostrar en casos necesarios una fidelidad y bravura increibles.