El engorro, sufrimiento postoperatorio para los animalitos y aparente frivolidad de la operación puede cuestionar la oportunidad de la intervención. Es evidente que el aspecto de algunas razas es completamente distinto con las orejas talladas o dejadas naturales. La apariencia feroz del dobermann se torna en un aire melancó1ico de 'perro de caza' si no se efectúa el 'corte de orejas', proporcionando una impresión absolutamente falsa del carácter del perro, pero no es esto lo más grave. La costumbre de amputar las orejas nació como necesidad funcional imperativa en animales de guardería y defensa, así como en canes cazadores que podrían sufrir graves heridas en sus confrontaciones con animales salvajes o en peleas con otros congéneres para establecer la jerarquía de las laurias.