Tras un baño con un jabón desinfectante, si el animalito está ya vacunado con la 'triple' desde un mes antes como mínimo, se procede al secado y frotado con una loción insecticida especial para perros. Después se peina con un cepillo especlal, según el tipo de pelo del animalito para observar si existen garrapatas adheridas. En caso afirmativo, con mucha paciencia han de desprenderse una a una sin tirar nunca de ellas para arrancarlas violentamente, ya que lo más probable es que se queden las mandíbulas incluidas en la carne. Para matar estos ácaros y que se desprendan solos, podemos darles con un pincel impregnado en petróleo o pincharles con un alfiler al rojo vivo. Esta última operación debe realizarse cuidadosamente para no quemar al perro. Al cabo de unos días, si no inmediatamente, se desprenderán los cadáveres de estos parásitos quedando limpio el animal. La prevención se efectúa con la aplicación diaria de lociones especiales, que además, casi siempre, tienen un olor muy agradable y suelen presentar una cierta acción bactericida. Los collares antiparasitarios, que tienen doble acción preventiva contra insectos y ácaros, son de gran utilidad y modernamente no suelen presentar los inconvenientes de rechazo por irritación de la piel o 'embotamiento' del olfato en la mayoría de las razas caninas. Este tipo de 'collares' están compuestos por una base plástica impregnada con productos repelentes y de acción letal contra los parásitos indicados. La duración de estos adminículos protectores no suele superar un mes, pues si bien contra pulgas y otros insectos llega a prolongarse hasta dos y tres meses dependiendo de la marca comercial, el efecto contra las garrapatas sólo tiene una acción eficaz de cuatro o cinco semanas, sobre todo en ejemplares de pelo largo y abundante.