El ladrido, los quejidos estentóreos y los ruidos excesivos son tal vez uno de los factores condicionantes de la aversión, e incluso prohibición, por parte de los vecinos de una casa de comunidad a la tenencia de perros en otras viviendas. Además, estas manifestaciones estentóreas suelen producirse en ausencia del amo, que no puede comprender las protestas de las personas que viven en las proximidades por los ladridos nunca emitidos en su presencia. La paciencia, y en todo caso, la compañía serán suficientes para habituar progresivamente al can a permanecer tranquilo en la convicción de que su amo
regresará oportunamente.
regresará oportunamente.