Las reacciones agresivas, a veces justificadas, son normalmente comunes en las razas de guarderia y defensa, pudiendo ser controladas tras un adiestramiento básico en esas disciplinas. Podemos optar por encerrar al animal o mantenerlo en obediencia a nuestro lado, hasta que comprenda por nuestro comportamiento ante la persona extraña si ésta es amiga y bien recibida, o por el contrario sea necesario mantener una cierta vigilancia. La invasión de tresillos y butacones que el perro considera de 'su propiedad' debe cortarse desde los primeros intentos que el cachorro efectúa como para saber hasta dónde puede llegar en la escala jerárquica doméstica. Un perro educado no es un animal de circo, ni un ser infeliz, sino un compañero agradable y poco conflictivo que nos permitirá relacionarnos sin problemas con amigos o familiares.