En un piso o apartamento urbano la cosa se complica, pero sólo exige un cierto sacrificio de los dueños. Por sistema se sacará el cachorro a la calle tras cada comida, de las tres o cuatro que debe consumir en sus primeros meses. Cuando ejecute la deposición en el alcorque de un árbol, se le premiará con mimos y palabras suaves halagando su conducta. Respecto al orín, es mucho más difícil prever las horas precisas, pero si se sale a la calle cada tres horas, incluso por la noche, es posible acostumbrar de prisa a nuestro amigo.