Si la tendencia a la huida es pertinaz habremos de recurrir al auxilio de dos o tres amigos que sigan al can, tras la negativa a venir con nosotros. De esta forma daremos media vuelta caminando de espaldas al 'desobediente'. Si el perro no nos sigue y se 'extravía', siempre por supuesto bajo la atenta vigilancia de nuestros colaboradores es más que probable que intente buscarnos angustiado por la 'soledad' a que su comportamiento le ha conducido.