Los excrementos y orines que los animales dejan en los alojamientos, cuando no son 'paseados' varias veces al día, deben retirarse y eliminarse con agua a presión y un cepillado posterior con agua de lejía o agua de zotal, que se hará con un cepillo de raíces dotado de un mango largo. Mientras se limpia, por ejemplo, el recinto cubierto, se confinan los perros en el parque y viceversa, hasta terminar el aseo diario.