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¿Como es?
Señorial, elegante, digno de los más nobles jinetes del desierto, este galgo árabe tiene una alzada que puede variar entre límites bastante amplios, llegando hasta los 75 cm. La cabeza, alargada, seca, de noble porte, tiene cráneo amplio, apianado bastante redondeado en la nuca, con escotadura nasofrontal, casi imperceptible, y hocico cuneiforme, alargado, que se afina moderadamente hacia la trufa, que es de color negro o muy oscuro y perfectamente moldeada. Los labios, adherentes, cubren una dentadura bien desarrollada, movida por fuertes mandíbulas. Los ojos son grandes, almendrados, y ligeramente oblicuos. Las orejas, de nacimiento muy alto, con piel fina, cuelgan triangulares, terminando en curva armoniosa. El cuello, de buena longitud tiene la piel algo floja al nivel de la garganta, pero es enjuto y se ensancha suavemente hasta unirse con un tronco de tórax muy profundo, dorso corto, vientre muy retraído y grupa oblicua, en la que se notan los huesos perfectamente marcados. Las extremidades, muy largas, con osamenta y tendones que resaltan sobre la piel, son rectas y fuertes, características de un gran corredor.
Señorial, elegante, digno de los más nobles jinetes del desierto, este galgo árabe tiene una alzada que puede variar entre límites bastante amplios, llegando hasta los 75 cm. La cabeza, alargada, seca, de noble porte, tiene cráneo amplio, apianado bastante redondeado en la nuca, con escotadura nasofrontal, casi imperceptible, y hocico cuneiforme, alargado, que se afina moderadamente hacia la trufa, que es de color negro o muy oscuro y perfectamente moldeada. Los labios, adherentes, cubren una dentadura bien desarrollada, movida por fuertes mandíbulas. Los ojos son grandes, almendrados, y ligeramente oblicuos. Las orejas, de nacimiento muy alto, con piel fina, cuelgan triangulares, terminando en curva armoniosa. El cuello, de buena longitud tiene la piel algo floja al nivel de la garganta, pero es enjuto y se ensancha suavemente hasta unirse con un tronco de tórax muy profundo, dorso corto, vientre muy retraído y grupa oblicua, en la que se notan los huesos perfectamente marcados. Las extremidades, muy largas, con osamenta y tendones que resaltan sobre la piel, son rectas y fuertes, características de un gran corredor.