Agotadas todas las tentativas, puede ocurrir que nos hayamos precipitado o confundido al separar lo que nosotros considerábamos macho y hembra. En este caso, no demasiado frecuente, debemos devolver a una habitación pajarera los dos ejemplares, permitiéndoles el contacto con otros animales de su especie. A veces, se forma, de esta guisa, una auténtica pareja que podrá reproducirse sin demasiadas dificultades.