La superficie del fondo, la altura y el diámetro del agujero de acceso son, a veces, determinantes para el éxito de la reproducción. Los expertos o estudiosos de estas aves construyen nidales con la pared posterior de vidrio y una cubierta de fieltro negro, para que los loritos se encuentren en la oscuridad. Esto permite la observación periódica del nido sin perturbar excesivamente a las aves, pero, asimismo, facilita la realización de fotografias y el seguimiento del crecimiento de los pequeñuelos.