Fenómenos ligados a la degradación de los ecosistemas naturales, contaminación ambiental y regresión de las presas tradicionales en las especies cazadoras, así como a la estabulación del ganado y enterramiento de reses muertas, en los grandes necrófagos parecen acelerar el lento ocaso de unas aves magníficas, admiradas desde muy antiguo por el hombre, que deben ser respetadas y cuidadas como precioso patrimonio común de la vida sobre el planeta Tierra.