A más de un alconchelero bañaron en baldes como este o parecidos. En el pueblo, los cuartos de baño brillaban por su ausencia en aquellos años, y, o bien te bañabas en los pilones de las fuentes, talanqueras o riachuelos, o te metía tu madre en un balde y te restregaba con un estropajo hasta dejarte limpio como la Patena. ¡Cosas de entonces!