Un gran recipiente puede albergar un grupo de diez o doce ejemplares, que según la especie al llegar a la madurez establecen una rígida e incluso feroz escala jerárquica o se separan por parejas, que desean apropiarse de un territorio de cría. En este último caso se aíslan los futuros progenitores hasta que hayan conseguido la procreación. Algunas especies precisan la separación de sexos tras la postura, ya que los enardecidos galanes pueden llegar a matar a sus compañeras.