La facilidad de conseguir nacimientos de estas especies en recipientes mixtos ornamentales poblados con otros peces adultos, es el atractivo inicial que nos mueve a su adquisición. Sin embargo, pronto observamos cómo los pequeñuelos, son ávidamente devorados por los otros pobladores del tanque e incluso por sus propias madres. Este 'canibalismo', incita en el joven aficionado el deseo de salvar los alevines y muchas veces, instala en un acuario ornamental, artilugios poco estéticos y nada funcionales llamados 'parideras'.