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Muy aptos para grandes acuarios decorativos, no deberian ser mantenidos en volúmenes inferiores a los 200 litros, aunque los jóvenes puedan eventualmente ocupar recipientes de 80 cm de longitud por 30 de fondo y 40 de altura como dimensiones mínimas. El agua, atemperada entre 22-26º C, no demasiado dura, 10-16º DH, tendrá un pH que puede variar entre 6,7 y 7,5 y requiere una filtración perfecta que mantendrá la nitidez más absoluta. El fondo, arenoso, con algunas zonas de turba apisonada con grava, ha de tener una profundidad de 10 a 15 cm para sevir de substrato a una profusa vegetación subacuática en costados y paredes posteriores, que ha de ser tapizante, pero baja en la zona central, permitiendo el desplazamiento incesante de los peces en amplios anfiteatros libres. La decoración puede contener rocas o maderas fúsiles, que combinen cuevas y recovecos. La iluminación, intensa en el origen, debe estar tamizada por una buena capa de plantas flotantes: riccia, salvinias y ceratópteris.
Muy aptos para grandes acuarios decorativos, no deberian ser mantenidos en volúmenes inferiores a los 200 litros, aunque los jóvenes puedan eventualmente ocupar recipientes de 80 cm de longitud por 30 de fondo y 40 de altura como dimensiones mínimas. El agua, atemperada entre 22-26º C, no demasiado dura, 10-16º DH, tendrá un pH que puede variar entre 6,7 y 7,5 y requiere una filtración perfecta que mantendrá la nitidez más absoluta. El fondo, arenoso, con algunas zonas de turba apisonada con grava, ha de tener una profundidad de 10 a 15 cm para sevir de substrato a una profusa vegetación subacuática en costados y paredes posteriores, que ha de ser tapizante, pero baja en la zona central, permitiendo el desplazamiento incesante de los peces en amplios anfiteatros libres. La decoración puede contener rocas o maderas fúsiles, que combinen cuevas y recovecos. La iluminación, intensa en el origen, debe estar tamizada por una buena capa de plantas flotantes: riccia, salvinias y ceratópteris.