En su ejército, Aníbal contaba con un poderoso contingente de elefantes de guerra, animales que representaban un importante papel en los ejércitos de la época y que los romanos conocían bien por haberse enfrentado a ellos cuando formaban parte de las tropas del rey de Epiro, Pirro I. En realidad, los 38 elefantes del ejército de Aníbal[51] son una cifra insignificante comparada con los ejércitos de la época helenística. De hecho, la mayoría murieron durante el viaje a través de los Alpes o víctimas de la humedad de las marismas etruscas. La única bestia que sobrevivió fue empleada como montura por el propio Aníbal.[52][53] En efecto, Aníbal perdió su ojo derecho[5] durante una batalla menor[33] y utilizó este medio de transporte para no entrar en contacto con el agua.[52][53] Según otros historiadores, Aníbal sufrió una oftalmía[33] que le dejó tuerto.[28]