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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: En Sicilia entre tanto había llegado un contingente...

En Sicilia entre tanto había llegado un contingente de caballería púnico enviado por Aníbal, a cuyo frente estaba un subordinado suyo de origen númida llamado Mutines. La eficacia de este cabecilla despertó el recelo del general cartaginés Hanón, jefe de las fuerzas púnicas en la isla, quien decidió relegar a los númidas a segundo plano. Marco Claudio Marcelo trató de forzar un encuentro decisivo para destruir los restos de las fuerzas enemigas en la isla. El enfrentamiento se produjo junto al río Himera, en el centro de Sicilia, y gracias a las rencillas internas en el bando cartaginés, los númidas se retiraron y no tomaron parte en el combate, facilitando la destrucción del ejército cartaginés y el de sus aliados siracusanos, obligando a los escasos supervivientes a refugiarse en su último bastión en Agrigento. Tras esto y siendo ya verano, Marcelo regresó a Italia llegando en su sustitución el pretor Marco Cornelio Dolabella. Este se encontró con el motín de las tropas del ejército de Marcelo que deseaban regresar a Italia junto a su jefe.

Aprovechando estas circunstancias, desde Cartago se envió un contingente de 8.000 hombres, logrando de ese modo mantener viva la guerra en la isla.
Ante los avances de Filipo V en Grecia, los romanos decidieron aliarse en 211 a. C. con la Liga Etolia para hacer frente al rey macedonio. Este trataba de aprovecharse de la situación en Italia para conquistar Iliria. Atacado por varios frentes, el joven rey fue rápidamente neutralizado por Roma y sus aliados griegos. El acuerdo con la Liga Etolia permitió igualmente replegar la legión romana que operaba allí al inicio de la campaña del año siguiente.

A finales de 211 a. C. o comienzos de 210 a. C, llegó a Hispania como nuevo comandante del contingente romano junto a nuevos refuerzos Publio Cornelio Escipión, hijo y sobrino de los anteriores procónsules fallecidos a comienzos de 211 a. C., y junto a él, el pretor Marco Junio Silano, que relevó a Nerón en el puesto.

Aníbal tenía a comienzos de la campaña de 211 a. C. unas circunstancias netamente favorables. En Hispania el ejército romano había sido casi aniquilado y los procónsules que lo mandaban muertos. El año anterior (212 a. C.) había logrado tomar el control de casi toda la Magna Grecia con la captura de Turios, Metaponto y Heraclea y de buena parte de Lucania, destruyendo dos ejércitos romanos al completo. Roma estaba económicamente ahogada y con graves dificultades de reclutamiento tras sus últimos reveses, lo que había retrasado el alistamiento del año anterior. En la contrabalanza, en Sicilia las cosas se inclinaban del lado romano con la caída de Siracusa y Capua había sido cercada mientras él intentaba terminar la conquista del Salentino. Su gran reto para esta campaña consistía en romper el asedio de la capital campana y fracasó tanto en su intento directo, como en el indirecto aproximándose a Roma. Estos acontecimientos constituyen el punto de inflexión de la guerra y el de máximo control territorial púnico sobre el sur de Italia. A partir de este momento comenzará un lento retroceso de las armas cartaginesas.