Aníbal perdía terreno progresivamente y apenas daba abasto para ir a socorrer las ofensivas que de manera simultánea y en diversos puntos le planteaban los diversos ejércitos romanos que operaban en el sur de Italia. Logró forzar la retirada del ejército consular del cónsul Tito Quincio Capitolino en el 208 a. C. del sitio de Locri (Lokroi Epizephyrioi). En relevo del ejército de Crispino en esta ciudad llegó una fuerza romana venida desde Sicilia y otra desde el Salentino. Esta última fue interceptada en Petelia por Aníbal diezmándola y poniéndola en fuga. Su acción más destacada ese año fue la emboscada junto a Venusia a uno de sus grandes enemigos hasta el momento, el cónsul Marcelo, conquistador de Siracusa, en la que además logró herir de gravedad a su colega en el consulado Crispino, añadiendo el anillo de Marcelo a su colección. Anteriormente ya había dado muerte a los cónsules Flaminio y Emilio Paulo, en Trasimeno y Cannae respectivamente y a los procónsules Servilio Gémino, Tiberio Sempronio Graco y Cneo Fulvio Centumalo. El éxito del golpe de mano contra los dos cónsules paralizó las decisiones del mando romano y le llevó a intentar nada más producirse la emboscada, una estratagema para retomar el control de Salapia aprovechando que poseía el anillo consular de Marcelo. Alertados los romanos de este hecho por los mensajeros enviados por el moribundo Crispino, la operación fracasó perdiendo hombres en el intento.
Mientras, las fuerzas romanas en Hispania lograban entrar en la Bética, derrotando en la Batalla de Baecula al ejército comandado por el hermano de Aníbal, Asdrúbal. Sin embargo este acontecimiento convenció a Asdrúbal de la necesidad de salir cuanto antes de Hispania con las tropas locales, cuya fidelidad era cada día más dudosa, y logró reconstruir antes de terminar el año las tropas perdidas canibalizando los otros dos ejércitos púnicos en la península ibérica, el de su hermano Magón Barca y el de Asdrúbal Giscón, con quienes se reunió junto al río Tajo. Con su ejército nuevamente operativo y abundantes fondos, se preparó para iniciar su viaje a Italia por vía terrestre emulando lo que hiciera su hermano Aníbal once años antes. Logró cruzar los Pirineos burlando el dispositivo romano al norte del Ebro y tras reclutar nuevos efectivos en la Galia Transalpina aguardó a terminar el invierno para cruzar los Alpes con su ejército de refuerzo. De nuevo se presentaba una oportunidad para Aníbal. Otro ejército púnico al norte de la península italiana supondría un nuevo frente de guerra para Roma en el que distraer efectivos, lo que le daría mayor libertad de acción en el sur. Y si lograba la unión con el mismo, un importantísimo incremento de efectivos.
Mientras, las fuerzas romanas en Hispania lograban entrar en la Bética, derrotando en la Batalla de Baecula al ejército comandado por el hermano de Aníbal, Asdrúbal. Sin embargo este acontecimiento convenció a Asdrúbal de la necesidad de salir cuanto antes de Hispania con las tropas locales, cuya fidelidad era cada día más dudosa, y logró reconstruir antes de terminar el año las tropas perdidas canibalizando los otros dos ejércitos púnicos en la península ibérica, el de su hermano Magón Barca y el de Asdrúbal Giscón, con quienes se reunió junto al río Tajo. Con su ejército nuevamente operativo y abundantes fondos, se preparó para iniciar su viaje a Italia por vía terrestre emulando lo que hiciera su hermano Aníbal once años antes. Logró cruzar los Pirineos burlando el dispositivo romano al norte del Ebro y tras reclutar nuevos efectivos en la Galia Transalpina aguardó a terminar el invierno para cruzar los Alpes con su ejército de refuerzo. De nuevo se presentaba una oportunidad para Aníbal. Otro ejército púnico al norte de la península italiana supondría un nuevo frente de guerra para Roma en el que distraer efectivos, lo que le daría mayor libertad de acción en el sur. Y si lograba la unión con el mismo, un importantísimo incremento de efectivos.