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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: EL ESCARABEO DEL CERRO DE LA VIRGEN Y LA DISPERSIÓN...

EL ESCARABEO DEL CERRO DE LA VIRGEN Y LA DISPERSIÓN DE LOS ESCARABEOS PÚNICOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

Otro tema de interés que plantea el escarabeo de Alconchel de la Estrella es la penetración de estos elementos púnicos tan característicos hasta un punto relativamente apartado del interior de la Península Ibérica. Para valorar este interesante hecho, que puede parecer sorprendente, hay que tener en cuenta que Alconchel de la Estrella queda a unos 30 km al sureste de Segobriga, donde ha aparecido, fuera de contexto, un colgante de cornalina y oro de tipo púnico (Almagro-Gorbea y Lorrio, 2007, 156, fig. 3,2), datable hacia el siglo VI a. C. por sus paralelos en Tharros y Cartago (Quillard, 1979, lám. 6,4; Moscati, 1988, 701, no 693). Además, por esa zona de la Mancha Alta corría la vía que desde la costa de Carthago Nova a Alicante, ascendía por Saltigi (Chinchilla, Albacete) hasta Complutum (Alcalá de Henares, Madrid), por lo que constituía una de las principales vías de penetración desde la costa del Sureste hacia el interior de la Península Ibérica. Esta vía, como evidenció el monumento de Pozo Moro (Almagro-Gorbea, 1983, 181 s.), estaba ya activa al menos desde el Periodo Orientalizante (Blánquez, 1990, 56 s.) y su actividad queda confirmada por la aparición de otros escarabeos en las necrópolis de Los Villares (Jaramago, 1990) y de la Casa del Monte, pieza al parecer inédita (agradecemos la noticia a Dña. Blanca Gamo, del Museo de Albacete; cf. Cisneros, 2008, para esta necrópolis), así como por la difusión de la iconografía de Astart en un mosaico de la necrópolis ibérica de Cerro Gil, en Iniesta (Valero, 2005, 621 s.) y, también, por el citado colgante de oro y cornalina de Segobriga (Almagro-Gorbea y Lorrio, 2007, 156, fig. 3,2). Estos elementos púnicos, todos ellos de prestigio y característicos de las élites locales, parecen indicar relaciones del mundo púnico con los pueblos del interior, bien por motivos comerciales o, quizás de forma más concreta, como indicio de la existencia de relaciones de mercenarios originarios de la Meseta en el ámbito púnico, cuya existencia pudieran documentar estos escarabeos junto con la aparición de elementos característicos de la cultura celtibérica, en especial de sus élites, en el Sureste (Lorrio, 1999, 261 s., fig. 1).