A los dibujantes, en cambio, se los obligaba a imitar el estilo gráfico de Ambrós o de Ángel Pardo (el único, junto con Fuentes Man, que conservó su propio grafismo), debiendo, en la mayoría de los casos, recortar las cabezas (con frecuencia, cuerpos enteros) pintadas por Ambrós o Pardo para pegarlas a continuación sobre dibujos suyos. Así, en ciertas épocas, es muy común que una misma cara aparezca repetida varias veces en una misma historia, o que se mezclen personajes dibujados por Ambrós con los de Pardo, formando una especie de collage y causando problemas de integración de la composición. Asimismo, aparecen en los tebeos, por estas condiciones de edición, la repetición de viñetas enteras, simplemente retocadas. A excepción de Ángel Pardo y de Fuentes Man, se les prohibía firmar sus trabajos, llegando a tener que imitar la rúbrica de Ambrós en algunos casos.