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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Cuando Pablo partió de Filipos, Lucas se quedó, con...

Cuando Pablo partió de Filipos, Lucas se quedó, con toda probabilidad para continuar el trabajo de evangelista. San Jerónimo cree que es muy probable que San Lucas sea "el hermano, cuyo renombre a causa del Evangelio se ha extendido por todas las Iglesias", y que fuera uno de los portadores de la carta a Corinto. Poco después, cuando San Pablo volvió de Grecia, San Lucas le acompañó de Filipos a Tróade, y con él hizo el largo viaje por la costa descrito en Hechos 20. Subió a Jerusalén, estuvo presente en el tumulto, vio el ataque al apóstol. Los biblistas están seguros de que fue un continuo visitante de San Pablo durante los dos años de prisión en Cesarea. Fue partícipe del naufragio y estuvo junto a Pablo en Roma por un período considerable, lo que se sabe por la Epístola a los Colosenses y la Epístola a Filemón, donde se le menciona en los saludos dados:

"Os saluda Lucas, el médico querido", "Te saludan... Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores".

También los estudiosos dicen que los relatos de los Hechos se hicieron en ese período y Lucas fue el último fiel compañero de Pablo hasta su muerte:

"He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera... Apresúrate a venir hasta mí cuanto antes, porque me ha abandonado Demas por amor a este mundo... El único que está conmigo es Lucas".

En los saludos aparece Marcos, el fiel colaborador de Simón Pedro que también habría participado de la última etapa del apóstol Pablo en Roma. Luego de la muerte de Pedro y Pablo, no se sabe bien el destino de Lucas: se discute aún si fue martirizado o si, según el antiguo "Prefatio vel Argumentum Lucae", murió de anciano. Algunos autores sostienen que habría predicado en Macedonia, Acaya y Galacia y que supuestamente falleció en Beocia.​ Según una tradición antigua (Gaudencio PL 20, 962), Lucas habría sido martirizado junto a Andrés el Apóstol en Patras, en la provincia romana de Acaya.

​La tradición indica que San Lucas mandó ser enterrado junto a la imagen tallada de "nuestra Señora" que él mismo había confeccionado. Luego, como refiere San Jerónimo (cf. De viris ill. VI, I), sus huesos fueron transportados a Constantinopla, a la basílica de los Santos Apóstoles.

Cuando sus restos sufrieron aquel primer traslado, el emperador se hizo cargo de aquella imagen tallada, la cual originaría (siglos después) el culto a la Virgen de Guadalupe en España.

En tiempos de las Cruzadas, las reliquias del santo llegaron a Padua. Desde entonces se conservan en la iglesia de Santa Justina. (El cráneo fue en cambio trasladado en 1354 de Padua a Praga a la catedral de San Vito por voluntad del emperador Carlos IV).

Véase también: Tetramorfos