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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Halloween en España...

Halloween en España

Artículo principal: Samaín

La expansión de la cultura estadounidense por todo el mundo, principalmente a través del cine, propició la llegada a España del Halloween en su forma anglosajona,​ aunque las tradiciones propias de ese día, derivadas del Samhain, ya se celebraban antes incluso de que existiera Estados Unidos como nación.

En España debido a su origen celta hay un número considerable de tradiciones relacionadas con espíritus, siendo probablemente las más famosas las meigas y la Santa Compaña de Galicia. En Asturias, en el siglo XVIII, los niños llevaban lámparas y pedían comida a las puertas de las casas durante esa noche.​ Por ejemplo dentro de Castilla, en la actual comunidad de Madrid, se tienen registros de numerosos municipios como Ambite, Canencia, El Vellón, Estremera, Manzanares el Real, Loeches, Fuentidueña de Tajo en los que se decoraban las casas con calabazas, a las que le hacían agujeros en su interior para simular una cara con ojos, nariz y boca y se introducía una vela o luz dentro de la calabaza, con el objetivo de invocar espíritus protectores y asustar a la gente generando una atmósfera de terror.​ En muchos pueblos esa noche solo estaban iluminadas las calabazas y las hogueras. Para hacer estas decoraciones se solían utilizar calabazas, aunque también se hacían con calabacines, botijos, ollas.​ En Ajalvir en vez de una calabaza se utiliza una calavera de asno; y en Tielmes, un botijo.

Era una costumbre muy habitual de muchos pueblos madrileños tocar la campanilla durante esa noche hasta la madrugada y en muchas ocasiones la gente iba vestida de negro. Se llevaban a los cementerios luces para «guiar» a los muertos y se limpiaban las tumbas. En las afueras de Soria (Castilla y León), se celebra una procesión muy famosa llamada «Ritual de las Ánimas», en el que las personas cantan por la noche mientras llevan en las manos velas protegidas por botes, calabazas o cacharros de barro agujereados para finalmente hacer una gran hoguera.​ Esta tradición fue inmortalizada por Gustavo Adolfo Bécquer en su cuento de terror «El monte de las ánimas» (1862).

Muchas de estas tradiciones paganas convivían con otras religiosas, principalmente cristianas como el Día de Todos los Santos (1º de noviembre), sin embargo en épocas en las que hubo gobiernos fuertemente religiosos, como durante la Dictadura de Franco, se buscó que la Iglesia tuviera el monopolio de las celebraciones festivas.

En el plano gastronómico es bastante común el consumo de alimentos propios de estas fechas como: los buñuelos de viento, los huesos de santo, panellets, puches (en Getafe), natillas, sopas canas, chocolate con churros, tostones (en Ciudad Real), roscos (en la provincia de Cuenca), nuégados (en Albacete), etc.