No vamos a entrar -aunque ánimos no me faltan- a la edificante historia de las apariciones de María en tierras que estaban siendo evangelizadas. El hecho es que ante la solicitud de pruebas de la milagrosa aparición y de la veracidad de los deseos de la Virgen, Ella envió a Juan Diego donde el Obispo con unas frescas rosas de Castilla -que no se daban entonces en esas tierras-. Al abrir Juan Diego su tilma -especie de poncho o ruana- delante del Obispo para entregarle las rosas que le había dado la Virgen como señal de autenticidad, apareció la imagen de María. La Virgen había estampado su bella imagen morena en la tilma.