Venerables Hermanos
amadísimos hijos e hijas:
¡Salud y Bendición Apostólica!
INTRODUCCIÓN
1. La Madre del Redentor tiene un lugar preciso en el plan de la salvación, porque « al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, para que recibieran la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! » (Ga 4, 4-6).
amadísimos hijos e hijas:
¡Salud y Bendición Apostólica!
INTRODUCCIÓN
1. La Madre del Redentor tiene un lugar preciso en el plan de la salvación, porque « al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, para que recibieran la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! » (Ga 4, 4-6).