NOTAS
1. Cf. Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 52 y todo el cap. VIII, titulado « La bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia ».
2. La expresión « plenitud de los tiempos » (pléroma tou jrónou) es paralela a locuciones afines del judaísmo tanto bíblico (cf. Gn 29, 2l, 1 S 7, 12; Tb l4, 5) como extrabíblico, y sobre todo del N. T. (cf. Mc 1, l5; Lc 21, 24; Jn 7, 8; Ef l, 10). Desde el punto de vista formal, esta expresión indica no sólo la conclusión de un proceso cronológico, sino sobre todo la madurez o el cumplimiento de un período particularmente importante, porque está orientado hacia la actuación de una espera, que adquiere, por tanto, una dimensión escatológica. Según Ga 4, 4 y su contexto, es el acontecimiento del Hijo de Dios quien revela que el tiempo ha colmado, por así decir, la medida; o sea, el período indicado por la promesa hecha a Abraham, así como por la ley interpuesta por Moisés, ha alcanzado su culmen, en el sentido de que Cristo cumple la promesa divina y supera la antigua ley.
3. Cf. Misal Romano, Prefacio del 8 de diciembre, en la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen; S. Ambrosio, De Institutione Virginis, V, 93-94; PL 16, 342; Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 68.
4. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 58.
5. Pablo VI, Carta Enc. Christi Matri (15 de septiembre de 1966): AAS 58 (1966) 745-749; Exhort. Apost. Signum magnum (13 de mayo de 1967): AAS 59 (1967) 465-475; Exhort. Apost. Marialis cultus (2 de febrero de 1974): AAS 66 (1974) 113-168.
6. El Antiguo Testamento ha anunciado de muchas maneras el misterio de María: cf. S. Juan Damasceno, Hom. in Dormitionem I, 8-9: S. Ch. 80, 103-107. [Regresar]
7. Cf. Enseñanzas, VI/2 (1983), 225 s., Pío IX, Carta Apost. Ineffabilis Deus (8 de diciembre de 1854): Pii IX P. M. Acta, pars I, 597-599.
8. Cf. Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 22.
9. Conc. Ecum. Ephes.: Conciliorum Oecumenicorum Decreto, Bologna 19733, 41-44; 59-61 (DS 250-264), cf. Conc. Ecum. Calcedon.: o. c., 84-87 (DS 300-303).
10. Conc. Ecum. Vat II, Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 22.
11. Const dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 52.
12. Cf. ibid., 58.
13. Ibid., 63; cf. S. Ambrosio, Expos. Evang. sec. Luc., II, 7: CSEL, 32/4, 45; De Institutione Virginis, XIV, 88-89: PL 16, 341.
14. Cf. Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 64.
15. Ibid., 65.
16. « Elimina este astro del sol que ilumina el mundo y ¿dónde va el día? Elimina a María, esta estrella del mar, sí, del mar grande e inmenso ¿qué permanece sino una vasta niebla y la sombra de muerte y densas nieblas?: S. Bernardo, In Nativitate B. Mariae Sermo-De aquaeductu, 6: S. Bernardi Opera, V, 1968, 279; cf. In laudibus Virginis Matris Homilia II, 17: Ed. cit., IV, 1966, 34 s.
17. Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium,
18. Ibid., 63.
1. Cf. Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 52 y todo el cap. VIII, titulado « La bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia ».
2. La expresión « plenitud de los tiempos » (pléroma tou jrónou) es paralela a locuciones afines del judaísmo tanto bíblico (cf. Gn 29, 2l, 1 S 7, 12; Tb l4, 5) como extrabíblico, y sobre todo del N. T. (cf. Mc 1, l5; Lc 21, 24; Jn 7, 8; Ef l, 10). Desde el punto de vista formal, esta expresión indica no sólo la conclusión de un proceso cronológico, sino sobre todo la madurez o el cumplimiento de un período particularmente importante, porque está orientado hacia la actuación de una espera, que adquiere, por tanto, una dimensión escatológica. Según Ga 4, 4 y su contexto, es el acontecimiento del Hijo de Dios quien revela que el tiempo ha colmado, por así decir, la medida; o sea, el período indicado por la promesa hecha a Abraham, así como por la ley interpuesta por Moisés, ha alcanzado su culmen, en el sentido de que Cristo cumple la promesa divina y supera la antigua ley.
3. Cf. Misal Romano, Prefacio del 8 de diciembre, en la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen; S. Ambrosio, De Institutione Virginis, V, 93-94; PL 16, 342; Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 68.
4. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 58.
5. Pablo VI, Carta Enc. Christi Matri (15 de septiembre de 1966): AAS 58 (1966) 745-749; Exhort. Apost. Signum magnum (13 de mayo de 1967): AAS 59 (1967) 465-475; Exhort. Apost. Marialis cultus (2 de febrero de 1974): AAS 66 (1974) 113-168.
6. El Antiguo Testamento ha anunciado de muchas maneras el misterio de María: cf. S. Juan Damasceno, Hom. in Dormitionem I, 8-9: S. Ch. 80, 103-107. [Regresar]
7. Cf. Enseñanzas, VI/2 (1983), 225 s., Pío IX, Carta Apost. Ineffabilis Deus (8 de diciembre de 1854): Pii IX P. M. Acta, pars I, 597-599.
8. Cf. Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 22.
9. Conc. Ecum. Ephes.: Conciliorum Oecumenicorum Decreto, Bologna 19733, 41-44; 59-61 (DS 250-264), cf. Conc. Ecum. Calcedon.: o. c., 84-87 (DS 300-303).
10. Conc. Ecum. Vat II, Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 22.
11. Const dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 52.
12. Cf. ibid., 58.
13. Ibid., 63; cf. S. Ambrosio, Expos. Evang. sec. Luc., II, 7: CSEL, 32/4, 45; De Institutione Virginis, XIV, 88-89: PL 16, 341.
14. Cf. Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium, 64.
15. Ibid., 65.
16. « Elimina este astro del sol que ilumina el mundo y ¿dónde va el día? Elimina a María, esta estrella del mar, sí, del mar grande e inmenso ¿qué permanece sino una vasta niebla y la sombra de muerte y densas nieblas?: S. Bernardo, In Nativitate B. Mariae Sermo-De aquaeductu, 6: S. Bernardi Opera, V, 1968, 279; cf. In laudibus Virginis Matris Homilia II, 17: Ed. cit., IV, 1966, 34 s.
17. Const. dogm. sobre la Iglesia Lumen gentium,
18. Ibid., 63.