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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: María no ha recibido directamente esta misión apostólica....

María no ha recibido directamente esta misión apostólica. No se encontraba entre los que Jesús envió « por todo el mundo para enseñar a todas las gentes » (cf. Mt 28, 19), cuando les confirió esta misión. Estaba, en cambio, en el cenáculo, donde los apóstoles se preparaban a asumir esta misión con la venida del Espíritu de la Verdad: estaba con ellos. En medio de ellos María « perseveraba en la oración » como « madre de Jesús » (Hch 1, 13-14), o sea de Cristo crucificado y resucitado. Y aquel primer núcleo de quienes en la fe miraban « a Jesús como autor de la salvación », (62) era consciente de que Jesús era el Hijo de María, y que ella era su madre, y como tal era, desde el momento de la concepción y del nacimiento, un testigo singular del misterio de Jesús, de aquel misterio que ante sus ojos se había manifestado y confirmado con la Cruz y la resurrección. La Iglesia, por tanto, desde el primer momento, « miró » a María, a través de Jesús, como « miró » a Jesús a través de María. Ella fue para la Iglesia de entonces y de siempre un testigo singular de los años de la infancia de Jesús y de su vida oculta en Nazaret, cuando « conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón » (Lc 2, 19; cf. Lc 2, 51).