
El proceso de Juan y Andrés tiene tres pasos: ver a Jesús, experimentar su amor, salir a traer a mis hermanos a su presencia. Ver a Jesús: así comenzamos todos. Alguien nos enseña quién es Jesús, y nosotros, como los apóstoles del Evangelio de hoy, comenzamos a seguirlo, tal vez sin saber bien por qué. Sin embargo, después de algún tiempo, Jesús nos pregunta: ¿Qué buscáis? Ésta es la llamada a la fe adulta, que no puede seguir siendo mera tradición ni obediencia infantil. Hay que encontrar nuestras razones para seguir a Jesús, hay que conocerlo y amarlo de verdad. Y esto, ¿cómo? «Venid y veréis...» Jesús nos invita a su casa, como a Juan y Andrés, para estar una tarde con Él. ¿Qué casa? No la de Cafarnaúm, sino su casa que es la Iglesia. En ella, Jesús nos ayuda a conocerlo poco a poco. Para eso están los guías espirituales, la oración, la Biblia, los sacramentos, y nuestros hermanos.