
Una vez que conocemos a Jesús, es natural llevar a otros a Él. Si nuestra experiencia dice que no hay nada mejor que conocerlo y vivir con Él, no vamos a dejar que los demás se lo pierdan. Esto es lo que hizo que Andrés llevara con Jesús al primero que se encontró ese día, que fue su hermano Simón. Señor, ¡hazme un apóstol incansable de tu misericordia!