Uno de los momentos en que el valor de la amistad queda más al descubierto en el Evangelio es cuando Jesucristo dice a sus apóstoles: «Ya no os llamo siervos sino amigos». No es una declaración cualquiera sino una transformación de relaciones: el que antes era un servidor ahora es llamado amigo. No se trata sólo de un cambio denominacional sino un auténtico cambio de relaciones con todas las implicaciones que eso supone: ya no es una relación vertical sino horizontal. De esta manera Dios indica cómo debe ser tratado el ser humano: como amigo. Y tal vez sea esta la cristianización que se pueda hacer de la amistad en Facebook.