
“2005-02-19 19:19:10 Una de las costumbres que había en el pueblo (También necesidad) era hacer una PIQUERA en una de las fachadas de la casa. Se trataba de
una ventana sin postigos por donde se metía la paja en el pajar, la cual servía para alimentar a las caballerías durante los meses de invierno, entre otras cosas. Sus medidas aproximadas eran de unos 75 por 75 cm. Bueno con que cupiese una persona por ella era suficiente. La paja se traía de la era en carros o galeras, se vaciaba al pie de la PIQUERA, y con una horca de madera se iba metiendo por la piquera al pajar. Encima de la PIQUERA se instalaba una SOGA que llegaba hasta el suelo. Servía para subir por ella y meterse dentro del pajar a retirar la paja ya que la puerta se cerraba y no se volvía a abrir hasta que no estaba el pajar lleno ¡Ahora viene lo divertido!. Los chicos y las chicas solíamos jugar con la SOGA a columpiarnos para martirio de los dueños. En esta foto a la derecha, justo donde está ahora la farmacia, estaba la PIQUERA de ORESTES. ¡Cuantas veces le hicimos enfadar! La forma de columpiarnos era la siguiente:
Nos cogíamos a la soga por encima de nuestras cabezas. Nos poníamos al lado derecho o izquierdo de la piquera tocando a la pared. Apoyábamos un pie en ella tomábamos impulso y ¡a volar!. Así de izquierda a derecha y de derecha a izquierda hasta que nos cansábamos, salía el dueño o nos llamaban nuestras madres para merendar o cenar. Con cariño para los alconcheleros. Milagros.”
una ventana sin postigos por donde se metía la paja en el pajar, la cual servía para alimentar a las caballerías durante los meses de invierno, entre otras cosas. Sus medidas aproximadas eran de unos 75 por 75 cm. Bueno con que cupiese una persona por ella era suficiente. La paja se traía de la era en carros o galeras, se vaciaba al pie de la PIQUERA, y con una horca de madera se iba metiendo por la piquera al pajar. Encima de la PIQUERA se instalaba una SOGA que llegaba hasta el suelo. Servía para subir por ella y meterse dentro del pajar a retirar la paja ya que la puerta se cerraba y no se volvía a abrir hasta que no estaba el pajar lleno ¡Ahora viene lo divertido!. Los chicos y las chicas solíamos jugar con la SOGA a columpiarnos para martirio de los dueños. En esta foto a la derecha, justo donde está ahora la farmacia, estaba la PIQUERA de ORESTES. ¡Cuantas veces le hicimos enfadar! La forma de columpiarnos era la siguiente:
Nos cogíamos a la soga por encima de nuestras cabezas. Nos poníamos al lado derecho o izquierdo de la piquera tocando a la pared. Apoyábamos un pie en ella tomábamos impulso y ¡a volar!. Así de izquierda a derecha y de derecha a izquierda hasta que nos cansábamos, salía el dueño o nos llamaban nuestras madres para merendar o cenar. Con cariño para los alconcheleros. Milagros.”