Nuestros antepasados nos contaron la obra
que realizaste en sus días,
en los tiempos antiguos (Sal 44 [43], 2)
Las historias de los patriarcas son particularmente elocuentes al respecto. Cuando Moisés vive la experiencia de la zarza ardiente, Dios se le presenta así: « Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob » (Ex 3, 6). Dios pone su propio nombre junto al de los grandes ancianos que representan la legitimidad y la garantía de la fe de Israel. El hijo, el joven encuentra —digamos, « recibe »— a Dios siempre y sólo a través de los padres, de los ancianos. En el trozo arriba mencionado, junto al nombre de cada patriarca aparece la expresión « Dios de... », para significar que cada uno de ellos hacía la experiencia de Dios. Y esta experiencia, que era el patrimonio de los ancianos, era también la razón de su juventud espiritual y de su serenidad ante la muerte. Paradójicamente, el anciano que transmite lo que ha recibido esboza el presente; en un mundo que ensalza una eterna juventud, sin memoria y sin futuro, esto da motivo para reflexionar.
que realizaste en sus días,
en los tiempos antiguos (Sal 44 [43], 2)
Las historias de los patriarcas son particularmente elocuentes al respecto. Cuando Moisés vive la experiencia de la zarza ardiente, Dios se le presenta así: « Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob » (Ex 3, 6). Dios pone su propio nombre junto al de los grandes ancianos que representan la legitimidad y la garantía de la fe de Israel. El hijo, el joven encuentra —digamos, « recibe »— a Dios siempre y sólo a través de los padres, de los ancianos. En el trozo arriba mencionado, junto al nombre de cada patriarca aparece la expresión « Dios de... », para significar que cada uno de ellos hacía la experiencia de Dios. Y esta experiencia, que era el patrimonio de los ancianos, era también la razón de su juventud espiritual y de su serenidad ante la muerte. Paradójicamente, el anciano que transmite lo que ha recibido esboza el presente; en un mundo que ensalza una eterna juventud, sin memoria y sin futuro, esto da motivo para reflexionar.