Un papel importante en la promoción de la participación activa de los ancianos en la obra de evangelización lo desempeñan, hoy, las asociaciones y movimientos eclesiales, « uno de los dones del Espíritu a [la Iglesia de] nuestro tiempo ». (9) En las varias asociaciones presentes en nuestras parroquias, los ancianos ya han encontrado un terreno muy fértil para su propia formación, su compromiso y su apostolado, transformándose en verdaderos protagonistas en la comunidad cristiana. No faltan tampoco asociaciones, grupos y comunidades que trabajan específicamente en el mundo de la tercera edad. Gracias a sus carismas, todas estas realidades crean ambientes de comunión entre las generaciones y un clima espiritual que ayuda a los ancianos a mantener el impulso y la juventud espiritual.