CONCLUSION
Nuestro breve viaje por el mundo de la tercera y de la cuarta edad ha puesto de relieve muchos problemas que les conciernen y requieren acciones precisas por parte de la comunidad civil, así como una especial atención pastoral por parte de la comunidad eclesial. Sin embargo, se ha descubierto la riqueza en humanidad y « sabiduría » de las personas ancianas, que tanto tienen qué ofrecer todavía a la Iglesia y a la sociedad.
Nuestro breve viaje por el mundo de la tercera y de la cuarta edad ha puesto de relieve muchos problemas que les conciernen y requieren acciones precisas por parte de la comunidad civil, así como una especial atención pastoral por parte de la comunidad eclesial. Sin embargo, se ha descubierto la riqueza en humanidad y « sabiduría » de las personas ancianas, que tanto tienen qué ofrecer todavía a la Iglesia y a la sociedad.