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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Un ejemplo extraordinario de esta verdad nos lo da...

Un ejemplo extraordinario de esta verdad nos lo da Juan Pablo II, gran testigo, también en esto, para el hombre actual. El Papa vive su vejez con extrema naturaleza. Lejos de ocultarla (? quién no lo ha visto bromear con su bastón?), la pone ante los ojos de todos. Con serena sencillez, dice de sí mismo: « Soy un sacerdote anciano ». Vive la propia vejez en la fe, al servicio del mandato que le ha sido confiado por Cristo. No se deja condicionar por la edad. Sus setenta y ocho años cumplidos no lo han privado de la juventud del espíritu. Su innegable fragilidad física no ha hecho mella, en lo más mínimo, en el entusiasmo con que se dedica a su misión de Sucesor de Pedro. Sigue sus viajes apostólicos por todos los continentes. Y es sorprendente constatar cómo su palabra adquiere siempre mayor fuerza, cómo llega, más que nunca, hasta el corazón de las personas.