Es fascinante cuando dos jugadores saltan compitiendo por llegar primero. Cada músculo se tensa de tal manera que toda la energía parece concentrarse en su único objetivo. Esto, por supuesto, no se logra con puro deseo y buena voluntad. Allí hay trabajo, hay disciplina y seguramente harto sacrificio para llegar al estado físico que hoy vemos en los jugadores; capaces además de aguantar golpes que a otro cualquiera dejarían noqueados y fuera de juego.