Carrera como archivera y bibliotecaria
Al año siguiente María ganó las oposiciones para el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, siendo destinada en agosto al Archivo General de Simancas, desde el que pasó, en 1924, al Archivo de la Delegación de Hacienda en Murcia y años más tarde, a comienzos de los treinta, al de Valencia.
En Murcia conoció a Fernando Ramón Ferrando, nueve años mayor que ella, que había ganado la cátedra de Física General en 1918 y era un profesor reconocido en la capital murciana. Se casaron en la iglesia parroquial de Santa María de Sagunto, el 5 de agosto de 1925.3 En Murcia nacieron sus dos primeros hijos: Enrique (investigador médico en Canadá, fallecido en 1999) y Fernando, arquitecto. Trasladada la familia a Valencia, nacen los dos hijos menores: Carmen (filóloga) y Pedro (ingeniero industrial, director de la ETSI de Barcelona, fallecido en 1985).4 Fue además la primera mujer en impartir clase en la Universidad de Murcia, durante 1924.5
En el decenio 1929-1939 tomó parte activa en la política bibliotecaria nacional, colaborando con la Institución Libre de Enseñanza en proyectos como las Misiones Pedagógicas. 67
Su inclinación por el archivo, por la organización de bibliotecas y por la difusión cultural, la llevó a reflexionar sobre ello en varios textos: Bibliotecas rurales y redes de bibliotecas en España (1935) y a una participación muy activa en el grupo de trabajo que publicó, de forma colectiva, las Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas (1937), un trabajo vinculado a las mencionadas Misiones Pedagógicas proyectadas y puestas en marcha por la Segunda República Española. Además, dirigió la Biblioteca de la Universidad de Valencia, 8 participó en la Junta de Adquisición de Libros e Intercambio Internacional, que tenía el encargo de dar a conocer al mundo los libros que se editaban en España, y desarrolló un amplio trabajo como vocal de la Sección de Bibliotecas del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico, creado en febrero de 1937, en la que Moliner fue encargada de la Subsección de Bibliotecas Escolares. d
En 1939, tras la derrota de la Segunda República Española el matrimonio sufrió los excesos de la depuración franquista del magisterio español; él perdió la cátedra y fue trasladado a Murcia, y María regresó al Archivo de Hacienda de Valencia, bajando dieciocho niveles en el escalafón del Cuerpo. No obstante, en 1946 su marido fue rehabilitado, pasando como catedrático de Física a la Universidad de Salamanca. La familia se instala en Madrid y María se incorpora a la Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid, llegando a ser su directora hasta su jubilación en 1970. Ese año, el Ministerio de Educación y Ciencia, por acuerdo de 6 de julio de 1970, acordó su ingreso en la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, en su categoría de Lazo. 9
Al año siguiente María ganó las oposiciones para el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, siendo destinada en agosto al Archivo General de Simancas, desde el que pasó, en 1924, al Archivo de la Delegación de Hacienda en Murcia y años más tarde, a comienzos de los treinta, al de Valencia.
En Murcia conoció a Fernando Ramón Ferrando, nueve años mayor que ella, que había ganado la cátedra de Física General en 1918 y era un profesor reconocido en la capital murciana. Se casaron en la iglesia parroquial de Santa María de Sagunto, el 5 de agosto de 1925.3 En Murcia nacieron sus dos primeros hijos: Enrique (investigador médico en Canadá, fallecido en 1999) y Fernando, arquitecto. Trasladada la familia a Valencia, nacen los dos hijos menores: Carmen (filóloga) y Pedro (ingeniero industrial, director de la ETSI de Barcelona, fallecido en 1985).4 Fue además la primera mujer en impartir clase en la Universidad de Murcia, durante 1924.5
En el decenio 1929-1939 tomó parte activa en la política bibliotecaria nacional, colaborando con la Institución Libre de Enseñanza en proyectos como las Misiones Pedagógicas. 67
Su inclinación por el archivo, por la organización de bibliotecas y por la difusión cultural, la llevó a reflexionar sobre ello en varios textos: Bibliotecas rurales y redes de bibliotecas en España (1935) y a una participación muy activa en el grupo de trabajo que publicó, de forma colectiva, las Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas (1937), un trabajo vinculado a las mencionadas Misiones Pedagógicas proyectadas y puestas en marcha por la Segunda República Española. Además, dirigió la Biblioteca de la Universidad de Valencia, 8 participó en la Junta de Adquisición de Libros e Intercambio Internacional, que tenía el encargo de dar a conocer al mundo los libros que se editaban en España, y desarrolló un amplio trabajo como vocal de la Sección de Bibliotecas del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico, creado en febrero de 1937, en la que Moliner fue encargada de la Subsección de Bibliotecas Escolares. d
En 1939, tras la derrota de la Segunda República Española el matrimonio sufrió los excesos de la depuración franquista del magisterio español; él perdió la cátedra y fue trasladado a Murcia, y María regresó al Archivo de Hacienda de Valencia, bajando dieciocho niveles en el escalafón del Cuerpo. No obstante, en 1946 su marido fue rehabilitado, pasando como catedrático de Física a la Universidad de Salamanca. La familia se instala en Madrid y María se incorpora a la Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid, llegando a ser su directora hasta su jubilación en 1970. Ese año, el Ministerio de Educación y Ciencia, por acuerdo de 6 de julio de 1970, acordó su ingreso en la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, en su categoría de Lazo. 9