Apoyo internacional y del Vaticano
Un gran número de dirigentes políticos y culturales han mostrado su horror en las redes. La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, ha expresado su "inmensa emoción" por el incendio, al tiempo que ha ofrecido el apoyo de su institución para su restauración. "La Unesco sigue de cerca la situación y está al lado de Francia para salvaguardar y rehabilitar este patrimonio inestimable", ha escrito en su cuenta de Twitter la antigua ministra francesa de Cultura.
El Vaticano ha recibido con "incredulidad y tristeza" la noticia del "terrible" fuego que ha devastado buena parte de la cubierta de la catedral, "símbolo de la cristiandad en Francia y en el mundo". El portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, ha lamentado en un comunicado el incendio y ha manifestado la "cercanía" del Vaticano a los católicos franceses y a los parisinos y ha prometido oraciones por los bomberos y todos aquellos que se esfuercen en "hacer lo posible para afrontar esta dramática situación".
El incendio supone una catástrofe nacional. Macron ha anulado el discurso televisado que tenía previsto hacer este lunes, debido al incendio en la catedral. En su intervención, Macron iba a desgranar las principales medidas adoptadas tras haber consultado al pueblo como respuesta a las manifestaciones de los llamados "chalecos amarillos".
"Toda la nación siente emoción. Pienso en todos los católicos y en todos los franceses. Como todos nuestros compatriotas, estoy triste de ver quemarse una parte de nosotros mismos", escribió Macron en su cuenta de Twitter.
La catedral de Notre-Dame es el monumento más visitado de Francia, con 13 millones de personas al año, y símbolo de la historia del país en momentos clave. Notre-Dame es, junto a la torre Eiffel, uno de los grandes atractivos de la ciudad y una de las obras maestras del arte gótico con más de 800 años de historia.
El obispo de la ciudad Maurice de Sully decidió en 1160 construir una catedral en el estilo de la época y, respaldado por el rey Luis VII, por los notables y por múltiples corporaciones profesionales, las obras comenzaron tres años después, pero tardaron en finalizar algo más de un siglo, en 1272. Durante un tiempo fue el edificio cristiano más grande del mundo occidental y símbolo de la riqueza y de la potencia de la capital.
Un gran número de dirigentes políticos y culturales han mostrado su horror en las redes. La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, ha expresado su "inmensa emoción" por el incendio, al tiempo que ha ofrecido el apoyo de su institución para su restauración. "La Unesco sigue de cerca la situación y está al lado de Francia para salvaguardar y rehabilitar este patrimonio inestimable", ha escrito en su cuenta de Twitter la antigua ministra francesa de Cultura.
El Vaticano ha recibido con "incredulidad y tristeza" la noticia del "terrible" fuego que ha devastado buena parte de la cubierta de la catedral, "símbolo de la cristiandad en Francia y en el mundo". El portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, ha lamentado en un comunicado el incendio y ha manifestado la "cercanía" del Vaticano a los católicos franceses y a los parisinos y ha prometido oraciones por los bomberos y todos aquellos que se esfuercen en "hacer lo posible para afrontar esta dramática situación".
El incendio supone una catástrofe nacional. Macron ha anulado el discurso televisado que tenía previsto hacer este lunes, debido al incendio en la catedral. En su intervención, Macron iba a desgranar las principales medidas adoptadas tras haber consultado al pueblo como respuesta a las manifestaciones de los llamados "chalecos amarillos".
"Toda la nación siente emoción. Pienso en todos los católicos y en todos los franceses. Como todos nuestros compatriotas, estoy triste de ver quemarse una parte de nosotros mismos", escribió Macron en su cuenta de Twitter.
La catedral de Notre-Dame es el monumento más visitado de Francia, con 13 millones de personas al año, y símbolo de la historia del país en momentos clave. Notre-Dame es, junto a la torre Eiffel, uno de los grandes atractivos de la ciudad y una de las obras maestras del arte gótico con más de 800 años de historia.
El obispo de la ciudad Maurice de Sully decidió en 1160 construir una catedral en el estilo de la época y, respaldado por el rey Luis VII, por los notables y por múltiples corporaciones profesionales, las obras comenzaron tres años después, pero tardaron en finalizar algo más de un siglo, en 1272. Durante un tiempo fue el edificio cristiano más grande del mundo occidental y símbolo de la riqueza y de la potencia de la capital.