También con el cáliz Jesús hizo algo de singular relevancia: tomó del mismo modo el cáliz, después de haber cenado, y se lo pasó diciendo:
—Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros (Lc 22, 20).
—Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros (Lc 22, 20).