8. El perdón
Nuestra relación puede tener sus altibajos. Podremos, en un mal día, tratarnos mal, aun cuando nos amemos muchísimo. Como dije al principio, la convivencia puede hacernos perder el respeto. Entonces tendremos que perdonarnos. Y pedirnos perdón. En ese orden: estar siempre dispuestos a perdonar primero, y pedirnos perdón en cuanto podamos. Porque un buen matrimonio es la unión de dos buenos perdonadores. Y luego, cuando nos hayamos reconciliado, como hemos ofendido a la hija o el hijo favorito de Dios, ir a pedirle perdón a él de rodillas en el confesionario.
Nuestro matrimonio, ya sea actual o futuro, es lo mejor que vamos a hacer en nuestra vida si estamos llamados a la vocación conyugal. Es nuestro medio de santificación y nuestro camino al Cielo, por lo tanto, ¡merece ser cuidado siempre! Desde antes de comenzarlo hasta que «la muerte nos separe» podremos hacerlo siempre a prueba de infidelidades.
Nuestra relación puede tener sus altibajos. Podremos, en un mal día, tratarnos mal, aun cuando nos amemos muchísimo. Como dije al principio, la convivencia puede hacernos perder el respeto. Entonces tendremos que perdonarnos. Y pedirnos perdón. En ese orden: estar siempre dispuestos a perdonar primero, y pedirnos perdón en cuanto podamos. Porque un buen matrimonio es la unión de dos buenos perdonadores. Y luego, cuando nos hayamos reconciliado, como hemos ofendido a la hija o el hijo favorito de Dios, ir a pedirle perdón a él de rodillas en el confesionario.
Nuestro matrimonio, ya sea actual o futuro, es lo mejor que vamos a hacer en nuestra vida si estamos llamados a la vocación conyugal. Es nuestro medio de santificación y nuestro camino al Cielo, por lo tanto, ¡merece ser cuidado siempre! Desde antes de comenzarlo hasta que «la muerte nos separe» podremos hacerlo siempre a prueba de infidelidades.