Imperfecciones incómodas
Durante la presentación a la ministra, Miguel Jiménez, orientador educativo de la FSG, y Lola Romero, del grupo de jóvenes gitanos Embajadores por la Educación de la FSG, han sido los encargados de contar su experiencia personal en torno al sistema educativo, analizando una a una las diversas imperfecciones del pupitre. Dichas imperfecciones representan un símil de los factores y barreras tanto individuales como educativos y socioeconómicos que, en su mayoría, tienen que ver con la falta de oportunidades a las que se enfrenta el alumnado gitano por pertenecer a una minoría étnica muy estigmatizada y cuya escolarización ha sido tardía históricamente.
Algunas de las barreras más frecuentes a las que se enfrenta el alumnado gitano son la falta de medidas de orientación, apoyo y refuerzo educativo adaptadas a las necesidades del alumnado gitano para asegurar que terminan la etapa obligatoria y continúan estudiando; la segregación escolar que se produce en muchos centros educativos y en aulas, esto es, donde se concentra un alto porcentaje de alumnado gitano, o las escasas expectativas y confianza en sus capacidades por parte de su entorno, el profesorado, su familia y ellos mismos por lograr el éxito educativo. La corta trayectoria educativa en muchas familias gitanas conlleva una escasa valoración de los estudios y la ausencia de figuras referentes a las que seguir.
Las situaciones de pobreza y exclusión, que afectan a muchas familias gitanas, suponen una desventaja más, que se une a la mala imagen social y la discriminación que todavía persisten hacia la comunidad gitana.
Durante la presentación a la ministra, Miguel Jiménez, orientador educativo de la FSG, y Lola Romero, del grupo de jóvenes gitanos Embajadores por la Educación de la FSG, han sido los encargados de contar su experiencia personal en torno al sistema educativo, analizando una a una las diversas imperfecciones del pupitre. Dichas imperfecciones representan un símil de los factores y barreras tanto individuales como educativos y socioeconómicos que, en su mayoría, tienen que ver con la falta de oportunidades a las que se enfrenta el alumnado gitano por pertenecer a una minoría étnica muy estigmatizada y cuya escolarización ha sido tardía históricamente.
Algunas de las barreras más frecuentes a las que se enfrenta el alumnado gitano son la falta de medidas de orientación, apoyo y refuerzo educativo adaptadas a las necesidades del alumnado gitano para asegurar que terminan la etapa obligatoria y continúan estudiando; la segregación escolar que se produce en muchos centros educativos y en aulas, esto es, donde se concentra un alto porcentaje de alumnado gitano, o las escasas expectativas y confianza en sus capacidades por parte de su entorno, el profesorado, su familia y ellos mismos por lograr el éxito educativo. La corta trayectoria educativa en muchas familias gitanas conlleva una escasa valoración de los estudios y la ausencia de figuras referentes a las que seguir.
Las situaciones de pobreza y exclusión, que afectan a muchas familias gitanas, suponen una desventaja más, que se une a la mala imagen social y la discriminación que todavía persisten hacia la comunidad gitana.