Apóstol de Canarias
El 6 de marzo de 1848 salía hacia Madrid y Cádiz camino de Canarias con el recién nombrado obispo D. Buenaventura Codina. Tenía 40 años. Y es que tras la nueva rebelión armada de 1847 ya no era posible dar misiones en Cataluña. Desde el Puerto de la Luz de Gran Canaria hasta los ásperos arenales de Lanzarote resonó la convincente voz de Claret. Misionó Telde, Agüimes, Arucas, Gáldar, Guía, Firgas, Teror... El milagro de Cataluña se repitió de nuevo. Claret tuvo que predicar en las plazas, sobre los tablaos, al campo libre, entre multitudes que lo acosaban. A pesar de una pulmonía no cejó en su intenso trabajo. En Lanzarote dio misiones en Teguise y Arrecife. Gastó 15 meses de su vida en las Canarias, y dejó atrás conversiones y prodigios, profecías y leyendas. Los canarios vieron partir con lágrimas en los ojos un día a su padrito y lo despidieron con añoranza. Era en los últimos días de mayo de 1849. Aún perdura su recuerdo.
El 6 de marzo de 1848 salía hacia Madrid y Cádiz camino de Canarias con el recién nombrado obispo D. Buenaventura Codina. Tenía 40 años. Y es que tras la nueva rebelión armada de 1847 ya no era posible dar misiones en Cataluña. Desde el Puerto de la Luz de Gran Canaria hasta los ásperos arenales de Lanzarote resonó la convincente voz de Claret. Misionó Telde, Agüimes, Arucas, Gáldar, Guía, Firgas, Teror... El milagro de Cataluña se repitió de nuevo. Claret tuvo que predicar en las plazas, sobre los tablaos, al campo libre, entre multitudes que lo acosaban. A pesar de una pulmonía no cejó en su intenso trabajo. En Lanzarote dio misiones en Teguise y Arrecife. Gastó 15 meses de su vida en las Canarias, y dejó atrás conversiones y prodigios, profecías y leyendas. Los canarios vieron partir con lágrimas en los ojos un día a su padrito y lo despidieron con añoranza. Era en los últimos días de mayo de 1849. Aún perdura su recuerdo.