DÍA OCTAVO
DESPUÉS DEL TRANSITO
Después de la muerte de fray Martín, los milagros se multiplican. El propio Notario del proceso, don Francisco Blanca, se hallaba con una llega en un pie, con gran hinchazón en la pierna y grandes dolores. Tenía que actuar al día siguiente. Invocó al Santo y al momento quedóse dormido; al amanecer se halló perfectamente bien, sin hinchazón, y la llaga seca y sana.
Entre otros prodigios, fueron muchos los casos de señoras que, no pudiendo naturalmente dar a luz lo consiguieron con felicidad al encomendarse al Siervo de Dios fray Martín. Así aconteció a una esclava de doña Isabel Ortiz de Torres, a doña María Beltrán, otra señora de Arequipa, desahuciada de los médicos, a la que aplicaron una carta de fray Martín, y particularmente, a doña Graciana Farfán de los Godos, a quien libró de una infección y muerte segura.
Pídase la gracia que se desea.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh bienaventurado Martín! Si, en la tierra vivías sólo para Dios y para tus semejantes, hoy, que te hallas ya junto al trono de la bondad y la misericordia, puedes disponer mejor de sus tesoros. Si aquí conocías donde estaba la necesidad para remediarla, mejor la ves desde el Cielo donde moras. Mira, pues, Martín bondadoso, a los que a ti acudimos con la segura confianza de ser oídos. No defraudes las esperanzas de los que nos gozamos en verte ensalzado en la tierra, como Dios te ensalzó llevándote a su gloria.
DESPUÉS DEL TRANSITO
Después de la muerte de fray Martín, los milagros se multiplican. El propio Notario del proceso, don Francisco Blanca, se hallaba con una llega en un pie, con gran hinchazón en la pierna y grandes dolores. Tenía que actuar al día siguiente. Invocó al Santo y al momento quedóse dormido; al amanecer se halló perfectamente bien, sin hinchazón, y la llaga seca y sana.
Entre otros prodigios, fueron muchos los casos de señoras que, no pudiendo naturalmente dar a luz lo consiguieron con felicidad al encomendarse al Siervo de Dios fray Martín. Así aconteció a una esclava de doña Isabel Ortiz de Torres, a doña María Beltrán, otra señora de Arequipa, desahuciada de los médicos, a la que aplicaron una carta de fray Martín, y particularmente, a doña Graciana Farfán de los Godos, a quien libró de una infección y muerte segura.
Pídase la gracia que se desea.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh bienaventurado Martín! Si, en la tierra vivías sólo para Dios y para tus semejantes, hoy, que te hallas ya junto al trono de la bondad y la misericordia, puedes disponer mejor de sus tesoros. Si aquí conocías donde estaba la necesidad para remediarla, mejor la ves desde el Cielo donde moras. Mira, pues, Martín bondadoso, a los que a ti acudimos con la segura confianza de ser oídos. No defraudes las esperanzas de los que nos gozamos en verte ensalzado en la tierra, como Dios te ensalzó llevándote a su gloria.