Nombrado confesor del rey Santiago de Aragón, no dudó en reprocharle su conducta escandalosa durante la expedición a la isla de Mallorca. Una leyenda cuenta que el rey había prohibido que las embarcaciones se dirigieran hacia España, y entonces, Raimundo, para manifestar su desacuerdo con el soberano, extendió su manta sobre el agua y sobre él navegó hasta Barcelona.