Virtudes y valores
Virtudes y Valores año IX
Dos verdades complejas para desmentir dos mentiras simples
la gente tendía a creer antes una mentira simple que una verdad compleja. Simple no es lo mismo que sencillo, como complejo no es lo mismo que complicado
Por: Tomás Alfaro Drake | Fuente: Analisis y Actualidad
Alexis de Tocqueville afirmó, con gran perspicacia, que la gente tendía a creer antes una mentira simple que una verdad compleja. Simple no es lo mismo que sencillo, como complejo no es lo mismo que complicado. Simple es una conclusión que para llegar a ella no se han tenido en cuenta más que una ínfima parte de las premisas que pueden condicionarla. Las conclusiones simples, sean verdaderas o falsas, no son fiables. Compleja es la conclusión en la que se han tenido en cuenta suficientes premisas como para que aquélla sea fiable o, por lo menos, suficientemente fiable. Es muy difícil que en un mundo complejísimo como el que vivimos se puedan tener en cuenta todas las premisas necesarias para llegar a una conclusión cien por cien fiable. En cambio, la sencillez o la complicación se refieren a la forma en que se explica un fenómeno. Explicar algo con sencillez es hacerlo fácilmente entendible. Explicarlo de forma complicada es hacerlo de forma de que nadie se entere. La sencillez o la complicación no afectan a la fiabilidad de la conclusión. La sencillez es una bendición para quien escucha, pero hay gente, sin embargo, que gusta disfrazar su ignorancia, o su ego, o una mentira simple con una explicación complicada para camuflarlas. Es cierto que hay veces, las menos, en que algo complejo no puede explicarse con sencillez, pero muy a menudo sí que es posible hacerlo. La gente que es capaz de hacerlo así es sabia. Hay un aforismo que dice: “Dios nos libre de la estupidez de hacer simple lo complejo y nos dé la sabiduría para hacer sencillo lo complicado”. Aspiro, tal vez vanamente, pues no soy lo suficientemente sabio, a poder explicar con sencillez las dos verdades complejas que desenmascaran dos mentiras simples. ¡Que Dios me conceda la sabiduría para ello! Ahí voy.
Virtudes y Valores año IX
Dos verdades complejas para desmentir dos mentiras simples
la gente tendía a creer antes una mentira simple que una verdad compleja. Simple no es lo mismo que sencillo, como complejo no es lo mismo que complicado
Por: Tomás Alfaro Drake | Fuente: Analisis y Actualidad
Alexis de Tocqueville afirmó, con gran perspicacia, que la gente tendía a creer antes una mentira simple que una verdad compleja. Simple no es lo mismo que sencillo, como complejo no es lo mismo que complicado. Simple es una conclusión que para llegar a ella no se han tenido en cuenta más que una ínfima parte de las premisas que pueden condicionarla. Las conclusiones simples, sean verdaderas o falsas, no son fiables. Compleja es la conclusión en la que se han tenido en cuenta suficientes premisas como para que aquélla sea fiable o, por lo menos, suficientemente fiable. Es muy difícil que en un mundo complejísimo como el que vivimos se puedan tener en cuenta todas las premisas necesarias para llegar a una conclusión cien por cien fiable. En cambio, la sencillez o la complicación se refieren a la forma en que se explica un fenómeno. Explicar algo con sencillez es hacerlo fácilmente entendible. Explicarlo de forma complicada es hacerlo de forma de que nadie se entere. La sencillez o la complicación no afectan a la fiabilidad de la conclusión. La sencillez es una bendición para quien escucha, pero hay gente, sin embargo, que gusta disfrazar su ignorancia, o su ego, o una mentira simple con una explicación complicada para camuflarlas. Es cierto que hay veces, las menos, en que algo complejo no puede explicarse con sencillez, pero muy a menudo sí que es posible hacerlo. La gente que es capaz de hacerlo así es sabia. Hay un aforismo que dice: “Dios nos libre de la estupidez de hacer simple lo complejo y nos dé la sabiduría para hacer sencillo lo complicado”. Aspiro, tal vez vanamente, pues no soy lo suficientemente sabio, a poder explicar con sencillez las dos verdades complejas que desenmascaran dos mentiras simples. ¡Que Dios me conceda la sabiduría para ello! Ahí voy.